Hoy en día puede parecer que se otorga mucha importancia a la privacidad de las personas. Existe una Ley de Protección de Datos que garantiza que la información personal que demos no se va a utilizar para otros fines que no sean los que hemos elegido en ese momento. Parece que socialmente hubiera conciencia de no dar a cualquiera nuestros datos (dirección, teléfonos, etc) pero por otra parte nos importa bien poco que salgan a la luz otras cuestiones personales y mucho más íntimas de la vida de otras personas.
Y me refiero con esto al reciente y lamentable incidente sucedido hace poco con dos jugadores del Eibar y una chica, que ni sé quién es ni me importa. Porque eso debería de haber provocado esta noticia entre la gente: indiferencia.
Este incidente comenzó siendo un encuentro sexual privado y consentido entre tres adultos. Por lo visto, esas tres personas adultas decidieron además hacer una grabación; otra decisión también privada y consentida. Fin de la historia…ojalá…
Pues no... Primer error, lo que era un vídeo privado salta a la red y pasa a ser de dominio público. Y esta vez no hay consentimiento por parte de todas las personas implicadas. Cualquiera es muy libre de decidir hacer con su vida y con su sexualidad lo que le venga en gana, respetando y respetándose. ¿En qué parte de todo esto alguien decide difundir un vídeo con un contenido tan íntimo? Aunque sea “si sólo lo compartí con un colega”, sabemos de sobra que el morbo insano va a hacer que eso corra como la pólvora. Que parecemos pardillos…
Y la responsabilidad no está únicamente en quien inicia esta difusión. Con la excusa de que “a mí me lo pasaron y claro…” permitimos y contribuimos a que se extienda por todas partes. Con qué ligereza compartimos contenidos del móvil…Qué fácil resulta cuando no somos las personas afectadas… ¿Qué pasa…que no tenemos hermanas, hijas, amigas…para ponernos en el lugar de esa mujer? Y nosotras las mujeres, ¿permitimos que se extienda algo así sobre una de nosotras y nos da igual?
Un vídeo de tres adultos practicando sexo…ni que fuera algo tan misterioso. No sé si somos conscientes al divulgarlo de que hay personas implicadas y que desearán que todo esto recupere la privacidad que nunca debió perder.
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